FÚTBOL: FENÓMENO DE FENÓMENOS: Fútbol: Fenómeno de Fenómenos

jueves, 18 de junio de 2009

Fútbol: Fenómeno de Fenómenos

Hoy comienza este blog que lleva por título “Fútbol: Fenómeno de Fenómenos” igual que el libro que acabo de publicar con LID Editorial. Además, el libro tiene una web propia que es: www.fenomenodefenomenos.com. En esa dirección se puede encontrar un resumen del libro y de los capítulos, el índice, la introducción, el prólogo y otras cosas.

El origen de este libro se remonta cinco años atrás, cuando en 2003 me embarqué en un proyecto empresarial relacionado con el balompié y simultáneamente comencé a preparar mi tesis doctoral sobre la gestión de los clubes de fútbol. Aunque siempre he tenido cerca un balón, me quedé maravillado por todo lo que fui descubriendo, sorpresa que aumentaba a medida que la exploración avanzaba. Nunca pensé que un esférico pudiese dar tanto de sí. Consideré entonces que era necesario condensar y transmitir en papel todo aquello que me había llamado la atención y que intuía era poco conocido para mucha gente.

Lo primero que hay que decir es que “Fútbol: Fenómeno de Fenómenos” no es un libro sobre fútbol, aunque también trata de él. Pretende abordar lo que significa este deporte en los más diversos ámbitos: político, social, económico, cultural, solidario y educativo. No hay ningún fenómeno comparable al fútbol. Su capacidad de influencia se produce en todos los órdenes y además de manera mundial. Prácticamente no hay rincón en el planeta en el que una pelota –o algún objeto similar– haya dado lugar a un partido de fútbol.

El fútbol es un fenómeno “político”. A lo largo de la historia el fútbol ha sido utilizado –y sigue siéndolo aunque de manera más sutil– por los gobiernos para vincular éxitos futbolísticos con éxitos políticos al tiempo que servía de excusa para desviar la atención de otro tipo de problemas. También ha sido un instrumento generador de ideología y un medio a través del cual manifestar las diferencias políticas. En otros casos es el recurso con el que aquellos países en proyecto tienen la oportunidad de ganarse el respeto en la escena internacional. Lo dijo el camerunés Roger Milla: “Gracias al fútbol un país pequeño puede ser grande”. Igualmente el fútbol ha servido como arma política para acercar posturas encontradas, lo que le han convertido en una medida de soft power muy atractiva en el mundo diplomático: "El fútbol puede engendrar el encuentro entre dos pueblos que se dan la espalda desde hace tiempo. Ahí donde la política, la diplomacia y los círculos financieros han fracasado, creo que el fútbol puede triunfar" (Joao Havelange).

El fútbol es un fenómeno “social”. La pasión que despierta el balón entre todas las capas de la población es indescriptible. El escritor Manuel Vázquez Montalbán decía: "Si tu equipo gana, el lunes será menos lunes. Si tu equipo pierde, el lunes será la evidencia misma de que hay días nefastos dentro de años nefastos inscritos en una vida nefasta". El filósofo Umberto Eco ha puesto por escrito: "Hay algo que ningún movimiento estudiantil, ninguna revuelta urbana, ninguna protesta global o lo que sea podrá hacer nunca, aunque lo consideraran esencial: invadir un campo deportivo en domingo". También el argentino Jorge Valdano ha manifestado en más de una ocasión las bondades de este deporte: "El fútbol ha hecho quedar mal a todos los profetas. Se decía que la democracia mataría el fútbol. Luego que la cultura mataría el fútbol. Más tarde, que la televisión mataría el fútbol. En realidad, termina por producir un embrujo, una fascinación, que no es superada por ninguna otra oferta recreativa".

El fútbol es un fenómeno “económico”. Si el fútbol fuese un país, sería la 17ª economía del mundo. Sólo en España, el impacto total del sector del fútbol profesional en la economía supera los 9.000 millones de euros, aproximadamente un 1,7% del PIB General y un 2,5% del PIB del sector servicios. Esta relevancia económica del fútbol se traduce al mismo tiempo en la capacidad del sector para generar puestos de trabajo. El fútbol proporciona empleo de forma directa e indirecta a casi 85.000 personas: "El fútbol es un negocio y no solamente para quienes lo practican, que son miles en cada país. La competición mueve empresas nacionales y multinacionales con un número de empleados cuya dependencia futbolística es real. Mueve masas en los desplazamientos de los equipos y de ello se benefician compañías de aviación, de autobuses, hoteleras y de restauración" (Julián García Candau). Por otro lado, la liga española ha pasado a denominarse “Liga BBVA” y son numerosas las entidades financieras que a través de diferentes iniciativas –depósitos, tarjetas de crédito, fondos de inversión...– intentan aliarse con el deporte rey para captar negocio sabedores del gancho que produce en los ciudadanos.

El fútbol es un fenómeno “cultural”. En el campo de las artes, poco a poco el balón ha comenzado a ser tratado con más justicia y respeto convirtiéndose en fuente de inspiración de artistas. Cine, literatura, pintura, escultura, teatro, filosofía o música, entre otras disciplinas, son sólo algunos ejemplos del acercamiento del ámbito de la cultura al futbolístico. El arte pretende captar en muchas ocasiones la realidad que nos rodea, y si hay una realidad incuestionable en la sociedad del siglo XXI, es el fútbol. Curiosamente, la filosofía también se ha fijado en el deporte rey dando lugar a nueva disciplina –la futbolsofía– que busca reflexionar y encontrar respuestas a las grandes preguntas a través del fútbol. Pero el fútbol puede ser incluso considerado un arte en sí mismo; una especie de poesía en movimiento; alta costura deportiva donde la plasticidad artística sobre el terreno de juego despierta suspiros entre la hinchada más exigente.

El fútbol es un fenómeno “solidario”. Es un gran agitador de conciencias con capacidad para penetrar con sus mensajes en todos los ámbitos y en todas las instancias. Al fútbol se le hace caso, lo que sirve de revulsivo para que preste su apoyo en la lucha contra todo tipo de causas: accidentes de tráfico, violencia de género, catástrofes naturales, atentados y guerras, racismo, droga o pobreza, entre otras. Además, el balompié ha desarrollado diferentes modalidades de juego –Fútbol sala, Fútbol–7, Fútbol playa, Goalball– para que su práctica se adapte a las condiciones particulares de todos los colectivos sociales, entre ellos, los discapacitados.

El fútbol es un fenómeno “educativo”. La función pedagógica del fútbol es incuestionable. El balompié exige poner en práctica valores como el trabajo en equipo, la solidaridad, la generosidad, la disciplina, el compañerismo o el juego limpio. Gracias a ello, luego resulta más fácil trasladar todos estos valores –de enorme utilidad– a nuestra vida diaria. Fue un Premio Nobel –Albert Camus– quien señaló: “Después de muchos años en que el mundo me ha permitido variadas experiencias, lo que más sé, a la larga, acerca de moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol”. Según un estudio de la FUNDES (Fundación de Estudios Sociológicos), el 90% de los encuestados considera al fútbol como un “agente de integración social”; un 67% afirma que “contribuye a la formación de los jóvenes” y un 69% que “posibilita unir distintas identidades sociales y culturales”.

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