FÚTBOL: FENÓMENO DE FENÓMENOS: ¿Por qué el fútbol es un fenómeno social? (I)

miércoles, 23 de septiembre de 2009

¿Por qué el fútbol es un fenómeno social? (I)

En muchas ocasiones me han preguntado cómo el fútbol, un deporte concebido como otros muchos, ha conseguido embaucar, a diferencia del resto, a todo el planeta sin excepción. Varios son los factores que lo explican:

Primero. El fútbol es el deporte más democrático que existe. Y es el más democrático porque es el más barato de practicar, lo que le convierte en un aliado de pobres y desfavorecidos ayudando a su expansión por todos los rincones del planeta. En cualquier momento y en cualquier lugar se puede organizar un partido de manera improvisada. Todos lo hemos hecho alguna vez. El equipo necesario es mínimo. Basta un par de camisetas para cada portería –o dos árboles, o dos piedras, o incluso un banco de la calle sirve–; unos cuantos para un lado y otros cuantos para el otro; una pelota, si es que la hay, en muchos casos es un lujo; si no, basta una pelota de papel prensado y atado con gomas, todo ello metido en una media de mujer, como hacía Di Stefano; o una naranja, como usaba Pelé; o una bolsa de plástico rellena, como utilizaba Samuel Eto´o entre chabolas de su ciudad natal de Douala en Camerún; o una lata de refresco, cualquier niño en alguna ocasión ha jugado con ella; si no hay zapatillas –en barrios del Tercer Mundo es así– se juega descalzo o los chicos se las reparten entre el que tiene que estar en el terreno de juego y el que descansa. El fútbol, siempre solidario, se abstrae de consideraciones económicas y se acerca de manera incondicional a las clases menos afortunadas.

Segundo. La simplicidad de las reglas de juego. Es otro de los factores que ha contribuido a su notoriedad. Explicarle a cualquier persona que nunca haya acudido a ver un partido de fútbol en qué consiste es relativamente sencillo. El diccionario de la Real Academia Española lo define así: “Juego entre dos equipos de once jugadores cada uno cuya finalidad es hacer entrar un balón en una portería conforme a reglas determinadas, de la que la más característica es que no puede ser tocado con las manos ni con los brazos”. Las 17 reglas de la International Board son simples y claras y poco se han retocado con el paso de los años. La única norma un poco más enrevesada, el “fuera de juego”, es fácilmente comprensible: ningún jugador del equipo atacante puede estar más adelantado que el último defensa del equipo contrario. Y poco más. En otros deportes –cricket, fútbol americano, béisbol...– la comprensión del juego no resulta tan sencilla.

Tercero. La imprevisibilidad del desenlace. El misterio del resultado, corto casi siempre, incrementa la incertidumbre, que según algunos estudios[1], es la variable más determinante de la asistencia a los estadios: “La calidad y la incertidumbre explican la demanda del producto básico y genuino del fútbol”[2]. El sociólogo brasileño, Roberto Matta, escribía: “La inmensa popularidad del fútbol es porque en la cancha se vive algo así como la sociedad perfecta: absoluta igualdad, equidad, libertad dentro de ciertas reglas, no hay favoritismos, cada cual vale por su talento, méritos, y eso da una idea de una sociedad perfectamente organizada”[3]. Roy Atkinson antes de un encuentro afirmaba: “Voy a dar un pronóstico: puede pasar cualquier cosa”; y Vujadin Boskov decía: “El fútbol es imprevisible porque todos los partidos empiezan con cero a cero”. En la misma línea se pronunciaba Di Stéfano: “Ganará el que meta más goles”. En el fútbol hasta lo más predecible puede convertirse en impredecible en cuestión de segundos, lo que añade más emoción a los encuentros. Ocurrió en la temporada 2004/05. El 12 de diciembre de 2004, durante la jornada XV del Campeonato de Liga que enfrentaban a Real Madrid y Real Sociedad en el Estadio Santiago Bernabéu, en el minuto 39 de la segunda parte y con empate a un gol, se producía un aviso de bomba que obligaba a suspender el partido y desalojar el estadio. Los minutos restantes –seis en total– decidieron celebrarse el miércoles 5 de enero de 2005. Prácticamente sería un acto administrativo para cumplir el trámite. Pero no. Ocurrió. El Real Madrid consiguió un penalti a su favor al poco de reanudarse el encuentro que fue transformado por el francés Zinedine Zidane.

Cuarto. La polémica de los encuentros. En el fútbol profesional –probablemente no sea así en cualquier otro deporte– caracterizado por marcadores ajustados[4], los errores arbitrales son casi siempre determinantes en del resultado final del partido, lo que alimenta la comidilla del debate durante y después del partido. Esto no ocurre por ejemplo, en el baloncesto, donde la equivocación al pitar una falta o una canasta no suele tener una incidencia determinante en el marcador final; o en el tenis, sobre si una bola entró o no entró; o en el balonmano, sobre el pasivo pitado; y, en general, en el resto de las competiciones deportivas. En alguna ocasión se ha dicho que “hablar de fútbol y no hablar del árbitro es tan difícil como contar el cuento de caperucita roja y no hacer alusión al lobo feroz”. Esta responsabilidad del señor colegiado sobre el marcador ayuda a descargar culpabilidades cuando es el equipo propio el que no gana y fomenta la tertulia. Pase lo que pase, el árbitro –enemigo de todos– es cabeza de turco. El diario The Observer dijo en una ocasión: “Nadie ama a los árbitros excepto las esposas de los árbitros”. Los perjudicados se defienden como pueden. El italiano Pierluigi Collina decía: “El fútbol no es un juego perfecto. No comprendo por qué se quiere que el árbitro lo sea”. Para algunos “el árbitro perfecto debería tener seis ojos, cuatro pulmones, media boca y cero corazón”[5]. La moviola es un ingrediente esencial a lo que es este deporte y casi nunca existe unanimidad en el diagnóstico. La repetición; la repetición de la repetición después; el resumen del partido más tarde; los programas radiofónicos del día siguiente, son excusa perfecta para debatir y explicar el porqué de un resultado y no otro.

[1] Según el estudio el monopolio de la victoria de un equipo es un peligro para la asistencia a los campos de juego. El estudio pone de manifiesto que comparando un partido entre dos equipos entre los que existe rivalidad y otros dos entre los que no existe tal rivalidad, puede incrementarse en el primer caso la asistencia al estadio un 50%. Ver Fútbol Profesional, nº5, noviembre de 2001, págs 18-20.
[2] La demanda, o el interés, de las competiciones aumenta conforme menores sean las diferencias entre las capacidades de los competidores y, por lo tanto, más impredecible sea el resultado final. Es lo que se conoce como la paradoja Louis–Schmelling, puesta de manifiesto en 1964 por Walter Neale en su paper The peculiar economics of professional sport. Es así nombrada en honor de un famoso combate de boxeo: Supongamos a un boxeador profesional, campeón del mundo, que quiere maximizar sus ingresos. Necesitará un oponente; cuanto más duro sea, mayores serán los ingresos fruto del combate. El monopolio en este caso sería un desastre dado que privaría al boxeador de combate y, por lo tanto, de ingresos.
[3] Entrevista a Mario Vargas Llosa por Antonio Astorga, ABC, domingo 13 de julio de 2008, p. 101.
[4] La media de goles por encuentro en el Campeonato Nacional de Liga 2006/07 fue de 2,48, esto es, 1,24 por equipo.
[5] Las leyes del fútbol, Daniel Samper y Rafael Gordillo, Temas de Hoy, 2000, p. 80.

5 comentarios:

Katy dijo...

Hola FAH, muchas gracias por pasarte por mi humide blog fruto de mi experencia en el que me encantaría dejar a mis nietos los valores que han sustendado mi psp terrenal. Tus blogs tienen mucho nivel, así como el de Fernando al que "enganchamos por el blog de cocina". Yo también sabía de ti por tus comentarios que le dejas y que leo siempre. En nuestra familia comparten contigo el gusto por el deporte y el Real Madrid, tanto por el fútbol como por el baloncesto. Les daré la dirección de tu blog.
Un saludo y feliz finde
Katy

FAH dijo...

@Katy. muchas gracias por pasarte y participar, y por recomendar el blog a tu gente. Seguimos "comentándonos". Un saludo, buen finde.

Fernando dijo...

Paco, gran post. Estoy totalmente de acuerdo con lo que comentas. Y particularmente con un punto: es un deporte sencillo de comprender.

Sin embargo, me juego contigo una cena a que la mayoría no se sabe la regla del fuera de juego... ¿sabías que no tiene que ser un defensa, sino dos? Lo que ocurre es que el portero casi siempre está más retrasado que el delantero. Una vez tuve una polémica con un árbitro al respecto, el cual, tras dar gol, me reconoció al final del partido que se le había ido la pinza y que yo tenía razón. Él me insistía "pero si estabas tu entre el delantero y la portería" y yo le insistía, "¿pero no te has dado cuenta que el portero no estaba?"

Afortunadamente, no es como la Fórmula 1, en cualquier caso.

Abrazos

FAH dijo...

@fernando. gracias. muy buena la anécdota del árbitro... Ya sabes: "Nadie quiere a los árbitros excepto sus esposas" ;) abrazo.

Lubin García dijo...

Que buen análisis del fútbol, considerado como fenómeno social, que implica el comportamiento humano alrededor de este deporte, lo social que es y lo asequible de su practica conllevan a que se el mas popular.
Muchas Gracias por su análisis.