Con fecha 17 de enero de 2007, Xavier Sala–i–Martín (Catedrático de Columbia University), publicaba en «La Vanguardia» un interesante artículo con el título «Pospongan el sexo hasta el mes de abril», en el que se analiza en qué medida el futbolista nace o se hace, y que merece la pena leer. Lo reproduzco a continuación:
«Hace un par de semanas fui a la página web de la UEFA para votar a los jugadores del equipo del año 2006 –les confieso que sin ninguna intención de ser imparcial, no nos engañemos, ya que quería votar a los candidatos del Barça–. Al leer las pequeñas biografías, me percaté de que tres de nuestros diez nominados (Gio, Márquez y Zambrotta) habían nacido en Febrero. Curiosa coincidencia, pensé. Eso me llevó a fijarme en la fecha de nacimiento de los demás candidatos barcelonistas y constaté que 9 de los 10 habían nacido en la primera mitad del año –la excepción era Deco, nacido en Septiembre–. Seguí mirando y vi que el 60% de los nominados de los otros equipos también había nacido entre enero y junio. Sorprendido, fui a la web del Barça y descubrí que el 70% de los jugadores del primer equipo son de la primera mitad del año. Es más, el 43% han nacido en el primer trimestre y sólo dos jugadores –Saviola y Ezquerro– han nacido en el último –ambos son de diciembre–.
Pensé que había desenterrado algo interesante pero un rápido googleo demostró que el fenómeno ya estaba descubierto y que numerosos estudios, incluyendo uno de los freakonomistas Levitt y Dubner, constatan que la mayor parte de los atletas de élite han nacido en el primer semestre del año: el 55% de los jugadores de fútbol de la primera división española, el 59% de los de las ligas profesionales de Reino Unido, Brasil, Francia, Holanda, Bélgica o Japón, el 59% de los jugadores de la ACB (por cierto, uno de los estudiosos del tema en el básquet es el doctor Franchek Drobnic del FC Barcelona) y el 58% de los tenistas profesionales han nacido entre enero y junio.
En las categorías infantiles las diferencias son todavía más abismales: el 83% de la selección española sub–17, el 91% de los de la selección sub–19, el 80% de las categorías inferiores de básquet del Barça y el 84% de los del Real Madrid son de la primera mitad del año.
¿Cómo se explica todo esto? El psicólogo francés Michel Guaquelin argumentó que los primeros meses del año están bajo la influencia zodiacal de Marte, dios de la guerra… pero la solución astrológica basada en el horóscopo es poco convincente. En realidad, la explicación del fenómeno entre los jóvenes es muy sencilla: al ser el 1 de enero la fecha de corte para determinar si un chaval juega en una categoría u otra, los chicos nacidos en enero juegan en los mismos equipos que los nacidos en diciembre del mismo año. A igualdad de talento, los entrenadores que quieren ganar acaban confiando más en los que han nacido primero porque, a esa edad, son más rápidos y tienen un físico superior. Por lo tanto, es normal que haya más jugadores nacidos en el primer semestre en los equipos buenos de categorías inferiores.
La paradoja, sin embargo, es que el fenómeno continúa siendo cierto entre los profesionales adultos, una vez las diferencias físicas han desaparecido. ¿Cómo se explica eso? Aquí es donde una curiosidad estadística del mundo del fútbol se transforma en un experimento social interesante. Si nos preguntásemos aquello de: para triunfar en la vida, ¿es más importante el talento o el aprendizaje? (es decir: ¿El triunfador nace o se hace?), ¿cómo lo investigaríamos? Una manera sería dividir aleatoriamente a los jóvenes en dos grupos: a unos se les permitiría estudiar, practicar o aprender y al otro no. Si a los 25 años la proporción de triunfadores es la misma en los dos grupos, concluiríamos que el aprendizaje ha servido de poco y el éxito viene determinado por el talento innato. Si, por el contrario, los que han podido estudiar y practicar llegan más lejos, concluiríamos que el triunfador se hace.
El problema es que los científicos sociales no podemos hacer este tipo de experimentos –eso sería jugar con la vida de las personas– y aquí es donde reaparece el deporte: al dividir a los chicos en grupos basándose en una cosa tan aleatoria como es la fecha de nacimiento, las autoridades deportivas han confeccionado un experimento social casi perfecto que soluciona la paradoja de por qué los atletas nacidos en el primer semestre dominan también a nivel profesional: al jugar más minutos cuando son pequeños, los nacidos a primeros de año adquirieren más experiencia y aprenden más que los que no juegan tanto (por ejemplo, aprenden a no dejarse llevar por los nervios en momentos clave). A la edad de 25 años, las diferencias de físico desaparecen pero la experiencia permanece. Conclusión: la práctica y el aprendizaje juegan un papel muy importante a la hora de determinar el éxito.
Como evidencia adicional, déjenme decir que en la Bundesliga sólo el 38% de jugadores ha nacido en los primeros seis meses del año. Obviamente el horóscopo no puede explicar este fenómeno, pero nosotros sí: la fecha de corte en las ligas infantiles alemanas no es el 1 de enero sino el 1 de agosto por lo que los que juegan y adquieren experiencia en Alemania no son los nacidos en la primera mitad del año sino en la segunda.
La constatación de que el éxito viene determinado en gran medida por el aprendizaje y no sólo por el talento innato comporta dos consejos prácticos: Primero, si quieren que sus hijos triunfen en la vida, explíquenles que deben trabajar como locos. Es más, que no escojan la carrera que tiene más salida sino la que más les atraiga ya que es imposible dedicar el tiempo necesario para sobresalir si uno no hace algo que le gusta. Y segundo, si ustedes quieren que sus hijos sean deportistas de elite … ya saben: pospongan el sexo hasta el mes de Abril».
«Hace un par de semanas fui a la página web de la UEFA para votar a los jugadores del equipo del año 2006 –les confieso que sin ninguna intención de ser imparcial, no nos engañemos, ya que quería votar a los candidatos del Barça–. Al leer las pequeñas biografías, me percaté de que tres de nuestros diez nominados (Gio, Márquez y Zambrotta) habían nacido en Febrero. Curiosa coincidencia, pensé. Eso me llevó a fijarme en la fecha de nacimiento de los demás candidatos barcelonistas y constaté que 9 de los 10 habían nacido en la primera mitad del año –la excepción era Deco, nacido en Septiembre–. Seguí mirando y vi que el 60% de los nominados de los otros equipos también había nacido entre enero y junio. Sorprendido, fui a la web del Barça y descubrí que el 70% de los jugadores del primer equipo son de la primera mitad del año. Es más, el 43% han nacido en el primer trimestre y sólo dos jugadores –Saviola y Ezquerro– han nacido en el último –ambos son de diciembre–.
Pensé que había desenterrado algo interesante pero un rápido googleo demostró que el fenómeno ya estaba descubierto y que numerosos estudios, incluyendo uno de los freakonomistas Levitt y Dubner, constatan que la mayor parte de los atletas de élite han nacido en el primer semestre del año: el 55% de los jugadores de fútbol de la primera división española, el 59% de los de las ligas profesionales de Reino Unido, Brasil, Francia, Holanda, Bélgica o Japón, el 59% de los jugadores de la ACB (por cierto, uno de los estudiosos del tema en el básquet es el doctor Franchek Drobnic del FC Barcelona) y el 58% de los tenistas profesionales han nacido entre enero y junio.
En las categorías infantiles las diferencias son todavía más abismales: el 83% de la selección española sub–17, el 91% de los de la selección sub–19, el 80% de las categorías inferiores de básquet del Barça y el 84% de los del Real Madrid son de la primera mitad del año.
¿Cómo se explica todo esto? El psicólogo francés Michel Guaquelin argumentó que los primeros meses del año están bajo la influencia zodiacal de Marte, dios de la guerra… pero la solución astrológica basada en el horóscopo es poco convincente. En realidad, la explicación del fenómeno entre los jóvenes es muy sencilla: al ser el 1 de enero la fecha de corte para determinar si un chaval juega en una categoría u otra, los chicos nacidos en enero juegan en los mismos equipos que los nacidos en diciembre del mismo año. A igualdad de talento, los entrenadores que quieren ganar acaban confiando más en los que han nacido primero porque, a esa edad, son más rápidos y tienen un físico superior. Por lo tanto, es normal que haya más jugadores nacidos en el primer semestre en los equipos buenos de categorías inferiores.
La paradoja, sin embargo, es que el fenómeno continúa siendo cierto entre los profesionales adultos, una vez las diferencias físicas han desaparecido. ¿Cómo se explica eso? Aquí es donde una curiosidad estadística del mundo del fútbol se transforma en un experimento social interesante. Si nos preguntásemos aquello de: para triunfar en la vida, ¿es más importante el talento o el aprendizaje? (es decir: ¿El triunfador nace o se hace?), ¿cómo lo investigaríamos? Una manera sería dividir aleatoriamente a los jóvenes en dos grupos: a unos se les permitiría estudiar, practicar o aprender y al otro no. Si a los 25 años la proporción de triunfadores es la misma en los dos grupos, concluiríamos que el aprendizaje ha servido de poco y el éxito viene determinado por el talento innato. Si, por el contrario, los que han podido estudiar y practicar llegan más lejos, concluiríamos que el triunfador se hace.
El problema es que los científicos sociales no podemos hacer este tipo de experimentos –eso sería jugar con la vida de las personas– y aquí es donde reaparece el deporte: al dividir a los chicos en grupos basándose en una cosa tan aleatoria como es la fecha de nacimiento, las autoridades deportivas han confeccionado un experimento social casi perfecto que soluciona la paradoja de por qué los atletas nacidos en el primer semestre dominan también a nivel profesional: al jugar más minutos cuando son pequeños, los nacidos a primeros de año adquirieren más experiencia y aprenden más que los que no juegan tanto (por ejemplo, aprenden a no dejarse llevar por los nervios en momentos clave). A la edad de 25 años, las diferencias de físico desaparecen pero la experiencia permanece. Conclusión: la práctica y el aprendizaje juegan un papel muy importante a la hora de determinar el éxito.
Como evidencia adicional, déjenme decir que en la Bundesliga sólo el 38% de jugadores ha nacido en los primeros seis meses del año. Obviamente el horóscopo no puede explicar este fenómeno, pero nosotros sí: la fecha de corte en las ligas infantiles alemanas no es el 1 de enero sino el 1 de agosto por lo que los que juegan y adquieren experiencia en Alemania no son los nacidos en la primera mitad del año sino en la segunda.
La constatación de que el éxito viene determinado en gran medida por el aprendizaje y no sólo por el talento innato comporta dos consejos prácticos: Primero, si quieren que sus hijos triunfen en la vida, explíquenles que deben trabajar como locos. Es más, que no escojan la carrera que tiene más salida sino la que más les atraiga ya que es imposible dedicar el tiempo necesario para sobresalir si uno no hace algo que le gusta. Y segundo, si ustedes quieren que sus hijos sean deportistas de elite … ya saben: pospongan el sexo hasta el mes de Abril».
2 comentarios:
Paco, este post es muy bueno. Macho, y yo que soy de enero... ¡Ni por esas he llegado a nada, jejeje!
Un abrazo
@Fernando. una pena. yo soy de diciembre así que tengo excusa... duermo tranquilo... tú deberías estar ganando 10 millones de euros... ¿qué estuviste haciendo? como decía el chiste, seguro que estabas perdiendo el tiempo estudiando... abrazo.
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